La pérdida del ser querido

Llevo años con ganas de escribir sobre el dolor, para recoger algunas reflexiones, lecturas y sobre todo experiencias del diálogo que tengo día a día con la gente que sufre, y aunque no sea una cosa completa aquí va…

“¿Por qué no escribes algo para la gente que sufre la pérdida de un ser querido?”, me dijo un amigo un día… y por ahí empezamos. El dolor no es bueno, tampoco es el mal, es síntoma de un mal. De ahí salen muchas cosas, unas también son positivas… sólo se engendra con dolor… No sé si es el dolor más fuerte, porque alguna enfermedad, como la depresión y otras formas de sufrimiento, también son fuertes. Agradeceré mejorar estas páginas con vuestras aportaciones.

Son muchas las preguntas que nos llegan día a día sobre el porqué sufrir, y me gustaría ofrecer algo a mano ágil, y de pocas páginas para acompañarte, para que tú puedas acompañar a esas personas… pero siempre es la compasión lo más importante que podemos ofrecer en esos momentos: com-pasión es acompañar en las emociones, y -como no- acompañarles al consuelo de Dios.

El consuelo puede llegar por muchos caminos… «En una ocasión, dice el Dr. V. Frankl, un viejo doctor en medicina general me consultó sobre la fuerte depresión que padecía. No podía sobreponerse a la pérdida de su esposa, que había muerto hacía dos años y a quién él había amado por encima de todas las cosas. ¿De qué forma podía ayudarle? ¿Qué decirle? Pues bien, me abstuve de decirle nada y en vez de ello le espeté la siguiente pregunta: -¿Qué hubiera sucedido, doctor, si usted hubiera muerto primero y su esposa le hubiera sobrevivido?” -“¡Oh!”, dijo, ¡para ella hubiera sido terrible, habría sufrido muchísimo!” A lo que repliqué: “Lo ve, doctor, usted le ha ahorrado a ella todo ese sufrimiento; pero ahora tiene que pagar por ello sobreviviendo y llorando su muerte”. No dijo nada, pero me tomó de la mano y, quedamente, abandonó mi despacho.

Al dolor del duelo seguirán otros, como la enfermedad, dolor interno, mal de amor, dolor por los inocentes, y el consuelo de Dios y los demás.

El sufrimiento deja de ser en cierto modo sufrimiento en el momento en que encuentra un sentido, como puede serlo el sacrificio». Chesterton consolaba a una viuda con estas palabras: “Lo que ahora vemos es su ausencia, pero su muerte no es su ausencia, sino su presencia en algún otro lugar”.

Entrar en el misterio del dolor y el sufrimiento nos merece respeto. Dedico estas páginas a estas personas, comenzando por mi madre de quien he aprendido a vivir la muerte de mi padre, tantos parientes, amigos… a cada uno, cada una, que pasa por esos momentos de la muerte de un ser querido, y os pido que me ayudéis a mejorarlas para que sirvan a otros, pues aquí no hago más que verter esas experiencias vividas juntos, con alguna cita que me parece que ilustra esas vivencias, algunas reflexiones con las que hemos rezados juntos…

Llucià Pou Sabaté, 1-2 de noviembre 2009, Fiesta de todos los santos y Memoria de todos los difuntos.


Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.