Las relaciones personales…

La persona es “co-ser y cantar”, “co-ser”: “ser-con”, comunión, y por eso puede cantar, estar alegre, consecuencia de darnos a los demás.
Lourdes dice que “muchas veces nos vemos afectados al punto de la paralización por los conflictos que surgen en nuestras relaciones con los demás”. Si una mujer (especialmente sensible a esta interacción) está enfadada, igual se le quema la comida. Y si un hombre está enamorado, va por la vida como un tonto, rompiendo todo, e incapaz de leer con concentración, porque tiene una obsesión que le llena todo…  de ahí la pregunta: “Si bien es importante relacionarnos y es parte de nuestra naturaleza social y gregaria, hasta dónde debemos permitirnos la afectación por ello?” Walter Riso, en su “amor y dependencia” trató de este tema extensamente. Somos adictos, a lo bueno o a lo malo. “¿ Cual es la importancia real?, ¿que papel tienen en nuestra vida los demás?” Me decía una muchacha que sufría el amor demasiado protector de sus padres, y que se había ido un tiempo a trabajar fuera, para poder ser más independiente, pero ese amor posesivo lo veía en los novios, ya había cortado con tres por ese motivo… me preguntaba: “¿cómo controlar el amor, para que no sea posesivo?” Le dije que quizá el amor no se puede controlar desde fuera, como reprimiéndolo, pues entonces “cuando menos se espera salta la liebre”, cuando no se dan las circunstancias de control externo, salta todo como un resorte, muelle… que el amor se controla sólo desde dentro, y que cuando amas a una persona quieres que esté en su sitio… no es el “para mí”, sino el “para ti”. Así, es cierto que en la relación de amor se da la “necesidad” o el poder de posesión, como la madre que aprieta a su hijo y le dice con pasión “te comería”, pero luego la madre ama cuando le dice al hijo mayor no un “quiero que estés conmigo” sino “quiero que estés bien”.
 
“¿ Cuanto y en qué debemos ceder? ¿Cuanto y en qué podemos exigir? ¿Que debemos y podemos esperar y que debemos y podemos dar?” El amor tiende al infinito, nunca se sacia. A veces queremos absolutizar una persona, pero el amor no se conforma con nada… hay un algo íntimo, que nunca puede llenarse plenamente aquí en la tierra, por eso no podemos idolatrar a alguien, pues al final diremos “pensaba por su mente, miraba por sus ojos… pero ha pasado esto… se ha roto aquella confianza, me doy cuenta de que no tiene todo lo que podía llenarme”…  Claro, ese algo íntimo lo da sólo Dios, lo vivimos aquí en el esperanza, y así ya lo gozamos como el que tiene el premio ganador pero no aún el dinero… aquí podemos estar contentos, pero “in-satis-fechos” (no-bastante-hechos).
     Hay quien se plantea “¿no sería mejor vivir sin pasiones?”… El duelo de una pérdida, un desaire… nos afecta más o  menos, a veces son cosas que imponen, paralizan… “¿No sería mejor recortar esos ‘picos’ de subir a veces al séptimo cielo, y otras veces escarbar en lo más bajo de la sima, para querer enterrarnos y desaparecer, por lo mal que nos sentimos?” Sin pasiones, no viviríamos intensamente, mejor sufrir y vivir… “Lo importante es que superada la situación de euforia o angustia, podamos seguir siendo nosotros sin perdernos en el otro” (dice anónimo).
     “Otras veces, las relaciones con los demás no producen grandes cambios, tal vez porque estamos más seguros o porque necesitamos menos de los otros”… pero también hay el problema de los que no tienen problemas, como el aburrimiento… el amor, la amistad, es un fuego al que hay que echar leña… cuidar los detalles, para que no muera, pues esas personas forman parte de mis experiencias, de la memoria de mi autoconciencia, de mi identidad… si no, me frustro en el proyecto que construimos al caminar…: “El ser humano que somos actualmente es el resultado de todas las interacciones que hemos tenido, desde el vientre materno con nuestra madre al nacer con el entorno familiar, padre, madre, hermanos, abuelos, tíos, nuestros primeros compañeros de jardín, en la escuela, nuestro primer amor, todo nuestro ser es el resultado de la relación con otros… unos tenemos vivencias más afortunadas que otras, pero todo lo que somos actualmente ha sido necesario para llegar a ser el ser humano que somos” (beluna), que también dijo: “Pienso que en la medida que vamos adquiriendo experiencia en la vida esta en nosotros en saber agradecer lo bueno que nos brinda otro ser, dejar pasar lo no tan bueno hasta donde nos sea posible y si no tomar distancia. Lo mejor que nosotros le ofrezcamos a otros puede ir mejorando en calidad, a medida que vamos creciendo interiormente”… aquí sale el tema de “¿qué hacer si una relación es tóxica?” Lo mejor es integrarla en una educación que no sea dañina, re-encauzarla, pero si no hay recursos, entonces bloquearla, tomar distancia…
     Todo tiene un sentido no casual, sino causal, la vida es como una ginkana en la que vemos las pistas en los momentos que estamos preparando (como dice “Las 9 revelaciones”): “he aprendido durante el camino de mi vida hasta ahora que nos cruzamos con la gente que nos rodea siempre por un motivo en particular que es nada mas y nada menos que enseñarnos…. ya SEA A PERDONAR, AMAR, A COMPRENDERNOS y a la vez nos toca a cada uno enseñar… sin duda con algunos hay mayor y mejor afinidad que con otros pero cuando comenzamos a buscar la respuesta del por qué esa persona entró en mi vida… ahí es donde comenzamos a encontrarle sentido a las cosas que según nosotros nos afectan… ahora amar, el amar y aceptar a otro solo se da cuando existe amor, y ya todo es menos complejo” (Viviana).
Esto no significa ser inflexibles, sino escuchar el corazón. Los cambios provocan euforia quizá 6 meses (cambiar de pareja, de trabajo…), como el depresivo que en la crisis quema sus cuadros, destroza sus recuerdos, borra todo lo que tiene en el ordenador… pero esto no significa que tengamos que morir esclavizados en una relación mala: el riesgo es importante en la vida, lanzarse a lo que se ve como “la siguiente lección”: “En mi opinión nada sucede por casualidad, entonces debemos suponer que todas las personas que cruzan nuestro camino tienen un motivo para hacerlo. También creo que a pesar de ser extremamente necesaria la convivencia con otras personas el Camino es individual, por lo tanto siempre llega un momento en el que debemos alejarnos unos de otros, como pasa a lo largo de nuestras vidas, tomar de cada persona lo que necesitamos y dar a su vez lo que ellos necesitan es algo que nos ayuda a crecer y a ser mejores. Es muy difícil entenderlo y mucho mas aplicarlo, pero siempre habrá alguien del otro lado para darnos su mano, su hombro, su palabra calida, su sonrisa. ¡Debemos estar preparados para hacer lo mismo cuando sea solicitado!” (Li).
“Las relaciones que tenemos con las demás personas, sean de la familia o particulares… buenas o malas, nos generan conflictos internos emocionales que nos hacen obrar de una u otra forma, negativa o positivamente, acorde con la relación que se establezca. Ejemplo: si nos relacionamos demasiado con una persona alcohólica y nos dejamos influenciar de ella, lógicamente esto nos generara conflictos no sólo internos sino también en el seno de nuestra familia, puesto que habrá críticas constructivas o criticas negativas. Si nos relacionamos con personas fortalecidas interiormente y llenas de sabiduría, nos permitirán organizar nuestras ideas internas para mejorar cada día en nuestras relaciones con los demás (Jorge Guzmán): naturalmente, si esas relaciones por ejemplo con alguien con síntomas antisociales son en el seno de la familia, no puede uno separarse, sino enriquecerse con ellas: se aprende a distinguir el bien y el mal, y no querer hacer el mal al ver las consecuencias, pero al mismo tiempo apreciar al que hace el mal, en este caso un hermano (por ejemplo). Con lo que del mal se saca un bien.
Muchas relaciones que hemos tenido o tendremos “con nuestros semejantes son de vital importancia ya que dejan una huella imborrable, comparten nuestro tiempo, y siempre forman parte de nuestro aprendizaje, a pesar de que algunas sean experiencias negativas, siempre nos enseñan algo, recordemos que todo lo que atraemos a nuestra vida, depende de nuestra vibración, todo es responsabilidad nuestra. En cada relación es importante trabajar el desapego, controlando muy bien ese ego, y vigilando que a veces rechazamos en los demás lo que no admitimos en nosotros mismos. Trabajar y trabajar,
darse incondicionalmente es muy satisfactorio y llena nuestra vida de plenitud”.
Hay unas normas para aprender a aplicar en nuestra relación:
“- Saber respetar al otro y saber ser respetado por el otro es básico para que fluya la relación.
– Ser y dejar ser, si uno es más consciente, ya no afecta tanto la ira de ciertos momentos tensos, inevitables.
– Es nocivo tener relaciones de co-dependencia o apego excesivo. Por tanto, si uno sabe cuidarse, entonces, sabe decir «no» y sabe que lo esencial es escuchar su interior y no depender de lo que opine el otro. Lo primero es sentirse uno bien en cualquier situación, así sí fluye la relación.
– Somos mamíferos, necesitamos relaciones afectivas. Querer y ser queridos es gratificante y placentero. Cada uno puede potenciar el afecto cada día abriendo todos los sentidos: escuchando en silencio, hablando, mirando a los ojos, oliendo, tocando al otro… ¿es algo insignificante, o no será más bien algo esencial?” Yo añadiría que las dependencias y otras alteraciones de una relación sana, “pasan luego factura”, cuando hay un “abrir los ojos”, una “liberación de la venda que no dejaba ver”.
“Al nacer somos el ser más puro del universo, en ese mismo momento la relación con los demás ya empieza a influir, a lo largo del camino nos va cambiado y no siempre para bien. A veces lo mejor es marcar un poco la distancia y poder ser uno mismo, reflexionar y actuar. Siempre relacionándose y siempre un poco de tu espacio para ver una perspectiva real.”
Hay que cuidar “las relaciones que son parte de la riqueza de nuestra vida y es a través de ellas y lo que hacemos en ellas que evolucionamos o involucionamos. Tan importante es saber llevarlas. Relacionarse no es depender de otros, ni hacer depender de nosotros a otras personas, sino que es experimentar la maravilla de crecer juntos, y de saber alejarnos cuando las relaciones se vuelven nocivas para el crecimiento. Relacionarse es la oportunidad de aprender el arte de vivir. Y no solo se trata de relacionarse con otras personas sino también con el planeta con la naturaleza con los animales, con el universo etc…Todas estas relaciones se mezclan en nuestro trayecto por la vida y hay momentos en que prima en nuestra vida alguna de esta relaciones incluso la más importante de todas que es con nuestro verdadero yo, con nuestro niño interno para lo cual necesitamos estar en soledad a veces. Siempre nos estamos relacionando aun cuando estamos solos” (Lourdes Zilea).
Acabo esta recopilación de los comentarios con un testimonio precioso: “Para mí, las relaciones han sido enseñanza diaria para amar a mis semejantes, a mi familia, a valorar el nuevo día, a dar gracias por el amanecer, a sentirme libre al caminar, saber que yo puedo, sin depender de nadie, mirar el cielo sin temor… a pedir ayuda si la necesito, esto lo aprendí de los amigos, de la gente que saluda, de los que sin conocerte te dan un abrazo, de una platica de las personas que sin conocer me caen mal aprendí a escuchar… por eso les doy las gracias a todas las personas que están en contacto conmigo, a las que están cerca de mí y a las que no me quieren, y a las que me aman, a mi Dios principalmente por darme la oportunidad de vivir hoy” (Lázara).


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