Las Perlas
¡Qué hermosas son las perlas! Aun así debemos saber que son producto de lo que incomoda. Toda perla es la consecuencia de una ostra que ha sido traspasada por un grano de arena que ha entrado en su interior.
Cuando un grano de arena penetra en la ostra, ésta lo recubre con capas de nácar para protegerse. Como resultado, se va formando una hermosa y brillante perla.
¿Te has sentido herido por las palabras, o actitudes de alguien? ¿Has sufrido alguna vez los golpes de la indiferencia? ¿Te han herido precisamente aquellas personas que menos esperabas? ¿No te valoran como realmente lo mereces?
Entonces, así como decimos en el Padrenuestro: «…como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden», perdona y haz de tu herida una perla. Cubre tus heridas con varias capas de amor, principalmente del amor misericordioso de Dios; recuerda que cuanto más cubierta esté tu herida, menos dolor sentirás. Por el contrario, si no la cubres de ese amor, la herida permanecerá abierta, te dolerá más y más cada día, se infectará con el resentimiento y la amargura y peor aún, difícilmente cicatrizará.
En nuestra sociedad, podemos ver muchas «ostras vacías» no porque no hayan sido heridas, sino porque no supieron perdonar, comprender y transformar el dolor en una perla.
“Una perla es… una herida sanada por el amor».
Regnum Christi
Mundo animal, vegetal y minera…
