Hay personas atacadas por el grupo, que son heridas y apartadas por ser diferentes, y que luego se convierten en los mejores, mientras que los que la criticaban terminan siendo del montón, motivo de una risa, de una burla disimulada.
Recuerda: en algún momento Todo se nos devuelve.
Todo el que es diferente del resto por alguna razón se sitúa a contracorriente, por tanto se convierte en el punto de mira de aquellos a quienes causa envidia por el motivo que sea. La envidia es el pecado capital por excelencia. Sin él muchos problemas no existirían, el acoso en cualquiera de sus formas es muestra de ello. El acosador y sus secuaces no son, al cabo, más que admiradores de la víctima. Por tanto, y como dice el refrán, «en el pecado tienes la penitencia».