Peticiones del corazón

 Peticiones del corazón:

 Bienes del cuerpo

 Bienes del alma

 La bienaventuranza  de la vida eterna.

 
Todos los bienes son de Dios, tanto los corporales como los espirituales.

Indudablemente son más necesarias las necesidades del alma, por obtener: la gracia de Dios y las virtudes (Sermón quinto de Cuaresma, 8-9).

Para obtener sus beneficios Dios mismo espera que pidamos con atención, confianza, y humildad.

La humildad es camino para la fe, lo mismo para recibirla que para avivarla.

Decía San Agustín: que él que no era humilde, no era capaz de comprender como Jesús tan humilde podía ser Dios, ni que es lo que podía Dios enseñar a nadie abajándose hasta asumir la condición humana. Para eso el Verbo, Verdad eterna, se hizo hombre: para abatir nuestra soberbia, fomentar nuestro amor, someter todas las cosas y así poder elevarnos (cfr Confesiones, VII, 18-24).

 

Miguel Pons Morito


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