
¿Por qué las mujeres parecen deprimirse más y los hombres mueren más por infarto? Más allá de los datos fríos, hay una historia emocional y cultural que necesita ser contada. No todo lo que sufre se dice. Y no todo lo que se dice se escucha.
📊 El dato que nos interpela
Estadísticamente, las mujeres son diagnosticadas con depresión con el doble de frecuencia que los hombres. Por otro lado, los hombres encabezan las estadísticas de muertes súbitas por infarto de miocardio. ¿Una casualidad biológica? Tal vez no. Tal vez sea una consecuencia de cómo nos enseñaron —desde niños— a sufrir en silencio o a pedir ayuda.
💬 Lo que se dice… y lo que no se dice
- Las mujeres suelen expresar su malestar en términos emocionales. Lloran, consultan, se sienten culpables o tristes. Tienen redes que las escuchan y un lenguaje social que valida —aunque no siempre comprenda— su dolor.
- Los hombres muchas veces lo callan. Lo disfrazan de irritabilidad, de trabajo excesivo, de consumo de alcohol o de evasión. Sienten que pedir ayuda es debilidad, y que mostrar tristeza es perder dignidad.
El resultado: ellas consultan antes, ellos lo pagan más caro. Con el cuerpo. Con el corazón.
🧠 Lo que no se trata, se somatiza
La represión emocional no desaparece. Se aloja en la tensión muscular, en la presión arterial, en el insomnio, en el pecho que se cierra. Cuando la mente no encuentra un espacio para hablar, el cuerpo grita. A veces, demasiado tarde.
- ¿Cuántos hombres mueren de infarto sin haber dicho una sola vez que se sentían solos?
- ¿Cuántas mujeres caen en la depresión por sentirse obligadas a ser todo para todos?
🧩 Una mirada integradora
La salud mental y física están entrelazadas. El corazón y la tristeza no son órganos separados. Si queremos prevenir el sufrimiento profundo, no basta con diagnósticos y medicamentos. Hace falta una transformación cultural:
- Educar emocionalmente desde la infancia, más allá de estereotipos.
- Romper el mito de la fortaleza silenciosa en los hombres.
- Escuchar sin juicio a quienes expresan su malestar, sean del género que sean.
- Crear entornos donde la vulnerabilidad sea bienvenida y no penalizada.
❤️ Una conclusión urgente
Tal vez no se trata de que las mujeres sufran más ni de que los hombres se cuiden menos. Tal vez se trata de que hemos aprendido a sufrir de formas distintas, y a veces, injustas.
Escuchar, validar, acompañar: ese es el verdadero cuidado. Porque lo que se calla duele más. Y a veces, mata.